jueves, 31 de mayo de 2018

Novedades comiqueras: Colección Integral Ibáñez


Antes de ahondar en la novedad comiquera de hoy, bastante especial y distinta a las que cuelgo normalmente en esta cueva, me gustaría ofreceros un prólogo sobre el tema. Tranquilos, que intentaré que no sea demasiado largo, y mucho menos pesado, pero bastante explicativo acerca del tipo de novedad que hoy os traigo, una presentada de tal manera que, sinceramente, da gusto tenerla en nuestras estanterías, en especial, si uno se ha criado con los personajes que la protagonizan. Tenemos entre manos un coleccionabe bueno, bonito y a un precio ajustadísimo, un coleccionable que no sólo nos trae a mortadelos y filemones, sino a una multitud casi inabarcable de personajes creados por esa leyenda viva del cómic nacional (o del tebeo, término a reivindicar con gran orgullo) que es Francisco Ibáñez (Rompetechos, El botones Sacarino), autor que se merece unos cuantos ensayos no sólo sobre su carrera, sino sobre su interesante vida. Como si Ediciones Salvat también lo supiera, y después de varios coleccionables que han girado alrededor de la obra de Ibáñez, en especial de sus personajes más famosos, los agentes de la TIA Mortadelo y Filemón, ahora nos llega un coleccionable integral de toda la obra de Ibáñez, lo que incluye no sólo algunas de las aventuras más importantes de los dos agentes secretos más torpes y catastróficos del universo, sino también de otros tan descacharrantes como Pepe Gotera y Otilio, Tete Cohete, los vecinos de 13 rue del Percebe y, entre muchos otros, la familia Trapisonda. Esa es sólo una de las mejores señas características de este coleccionable titulado "Colección Integral Ibáñez", tan necesaria como indispensable, tanto para los fans del autor como para aquellos que quieran adentrarse en un guionista y dibujante que lleva enriqueciendo infancias durante las dos últimas generaciones... y un par más, si se me apura. Pero, como os decía antes, para adentrarnos en lo que da de sí un coleccionable del que ya tenemos en la calle varios tomos, nada mejor que ponernos en situación, especialmente, en lo referente al presente blog, donde somos muy aficionados a los coleccionables de kiosco, y sí, también al cómic español.

Para empezar, nada mejor que reconocer que desde siempre me han encantado los coleccionables. De todo tipo, la verdad. En especial, esos coleccionables de kiosco que surgen en épocas del año muy concretas, en septiembre por ejemplo, acompañados de continuos y repetitivos anuncios sobre sus primeras entregas, sí, esas que salen a precios tan apetecibles que no sería de extrañar que existieran personas que coleccionaran primeras entregas de coleccionables, valga la redundancia. ¡Y lo que molaría hablar de esa gente! Tampoco hago ascos a otro tipo de coleccionables, pero los relacionados con los kioscos suelen ser tan originales e interesantes que es complicado que otros distribuidos y lanzados de otras maneras puedan competir con ellos. Recuerdo, no sin toneladas de cariño, cómo mis padres, siendo un crío, me hacían coleccionables como ese de dinosaurios en los que cada fascículo iba acompañado de un pedazo de la anatomía de un T-Rex que quedaba alucinante cuando se acababa el coleccionable. Recuerdo que ese sí llegué a terminarlo, aunque no el coleccionable de bichos que salió a la par, o ese que conllevaba la construcción de un estupendo barco pirata que se me quedó a medias. Echando la vista todavía más atrás, es fácil descubrir mi afición a los coleccionables si tenemos en cuenta que mi madre no se cortaba un pelo a la hora de hacer aquellos que trataban de temas que le encantaban, como ese sobre Egipto en el que cada fascículo venía acompañado por diferentes bustos, figuras y réplicas de jarrones de tan interesante época histórica. Coleccionables de películas de terror (tanto en VHS como en DVD), del cuerpo humano, de costura, de videojuegos de ordenador, de música, de juegos de mesa, de ajedrez (aquel del de "Dragon Ball" era alucinante) y un largo etcétera que daría para un ensayo bastante extenso, y eso sólo para hablar de aquellos coleccionables que han entrado en mi vida, directa e indirectamente. Sin embargo, los coleccionables donde los fascículos y los "objetos" de colección se entremezclaban no han sido los únicos a los que me he enganchado durante mis poco más de treinta años de existencia (mientras escribo esto), siendo otros coleccionables los que aún me han ido llamando más la atención, que ya es decir. Hablo de los coleccionables de libros y cómics.

No os hablaré de un magnífico coleccionable que recopilaba algunos de los mejores títulos infantiles y juveniles de Barco de Vapor. Tampoco ahondaré en ese coleccionable de bolsilibros de terror que, desgraciadamente, duró sólo dos entregas, y que cada una de ellas llevaba la dramatización sonora de la obra corta en cuestión. Aunque podría, y muchas ganas que me entran, también se da el caso de tener la oportunidad de nombrar coleccionables literarios tan maravillosos como los dedicados al cine de terror mediante fascículos que podían reunirse luego en tapas duras que ofrecía el mismo coleccionable una vez pasadas un número concreto de entregas, o aquellos más recientes, como por ejemplo, el dedicado a la bibliografía completa de Julio Verne (Cinco semanas en globo, Viaje al centro de la Tierra), ese de la mitología griega en libros narrados como si de pequeñas novelas se tratasen, o los dedicados a autores como Alfred Hitchcock (Psicosis, Vértigo), Agatha Christie (Muerte en el Nilo, Asesinato en el Orient Express), o a temas como la psicología desde sus inicios hasta la época moderna. Los temas que he seguido gracias a coleccionables literarios son casi infinitos, pero si tengo que señalar los que más me han impactado, a nivel personal e incluso profesional, son dos los que destacan por encima del resto: el coleccionable de lomos dorados de la obra de Stephen King (El misterio de Salem´s Lot, El pasillo de la muerte) y el primer coleccionable de la Patrulla-X, surgido a raíz de la aparición de "X-Men", la primera película en imagen real de los famosos mutantes de Marvel. Lo curioso es que parece que no sólo me marcaron a mí, sino a toda una generación por diferentes motivos. En el caso del coleccionable de King, parece que no fuimos pocos los que picamos con él, y gracias a su lectura, nos iniciamos en el soberbio universo literario del de Maine; y por la parte que le toca al coleccionable de los X-Men, da la sensación de que no son pocos los lectores actuales, auténticos veteranos del mundo de las viñetas, que empezaron a leer cómics gracias a él, o al menos, comenzaron a sumergirse en la mitología del homo superior. Y no es extraño, si tenemos en cuenta el material que comprendía ese coleccionable.

Para ir por orden, y centrándome en el coleccionable de King, tenemos uno de los pocos coleccionables del Rey que han llegado a nuestro país. Además de ese, años después se hizo una especie de revival del mismo, que fue completado no mucho más tarde por otro coleccionable, diferente en edición, pero no en intenciones, aunque lanzado por RBA, en vez de por Orbis Fabbri. Compartían que ambos eran en tapa dura, precios muy ajustados y que recorrían prácticamente toda la bibliografía del de Maine desde sus inicios, eso sí, llegando más lejos el coleccionable de RBA por motivos lógicos al haber sido lanzado mucho después, cuando King ya contaba en su haber con unas cuantas novelas y antologías más que cuando Orbis se presentó para darnos un coleccionable que es ya mítico para los fans del escritor, sobre todo, para aquellos que coleccionan todas las diferentes ediciones de sus obras, siendo estos tomos de lomo dorado muy, muy populares en las librerías de segunda mano. Recuerdo que tenía entre diez y once años cuando mis padres me compraron el primer número, el que traía "Misery", una de las mejores novelas del de Maine, siendo la primera que devoré del autor después de haber visto docenas de las adaptaciones cinematográficas de sus creaciones literarias sin saber exactamente quién era ese Stephen King que solía aparecer al principio de los créditos. Aunque pude hacerme con un buen montón de entregas del coleccionable, lamentablemente, mi pequeña paga no me daba para continuarlo con la regularidad con la que me hubiera gustado, sin olvidar que antes los coleccionables eran más complicados de seguir, sin mencionar que lo de recuperar números atrasados, hace más de veinte años, era una tarea dificil, en el mejor de los sentidos. Ahora, todo es entrar en Internet, acceder a la página de la editorial, empresa o distribuidora encargada de lanzar el coleccionable en cuestión, y realizar el pedido. Así de sencillo. Los dioses nuevos y antiguos bendigan las maravillas y comodidades de la vida moderna.

El magnífico coleccionable de Stephen King me descubrió a un escritor al que desde entonces he seguido con auténtico fanatismo, como lector, primero, y como escritor, después. Ese coleccionable es directamente culpable de que me enamorase de la literatura de terror, de que desde entonces quisiera escribir mis propias historias para no dormir, pues fue el Rey quien consiguió todo eso, y sin ese coleccionable es bastante probable que o bien nunca hubiera alcanzado tales metas, o bien hubiese tardado mucho más en llegar a ellas. Con el coleccionable de la Patrulla-X, publicado por  Planeta DeAgostini, no ocurrió lo mismo, ya que por entonces llevaba bastantes años sumido en la fiebre de los cómics, pero sí que me inicié no sólo en la buena costumbre de los coleccionables comiqueros, sino, de forma ordenada, en el universo de la Patrulla-X, con muchos de los mejores cómics publicados nunca con los personajes, dado que el coleccionable comprendía desde la segunda génesis del equipo hasta su aparente muerte, justo antes de que comenzara la etapa en la que el grupo se quedaba en Australia, cuando todo el planeta creía muertos a sus integrantes. Tenemos entre manos un coleccionable que ya es un clásico de los cómics de nuestro país, tanto por los sobresalientes títulos que se publicaron en él, como la forma de publicación, a precios muy populares y por abrir camino a los demás coleccionables comiqueros que vinieron después, que no han sido pocos, instaurando además una especie de tradición que se ha visto rota con el tiempo, la de lanzar coleccionables comiqueros justo con estrenos cinematográficos basados en cómics, sobre todo, de superhéroes. Con el éxito de este coleccionable, que sí que completé, habiendo incluso suscrito a él, no tardaron en aparecer coleccionables similares, también en tapa blanda y en un tamaño superior al de los cómics de grapa y tomos básicos. El siguiente, si no me falla la memoria, fue uno dedicado a Spiderman cuando se estrenó "Spider-Man" de Sam Raimi (Posesión Infernal, Darkman), un coleccionable con una etapa no tan buena como la que nos ofreció el de los X-Men, pero perfecto para completar nuestra colección del trepamuros, con aventuras de entre los 70 y los 80, como si Planeta DeAgostini hubiera sabido conectar a la perfección la etapa de John Romita Sr. (Daredevil, Los Vengadores) con este coleccionable.

En 2003 se estrenó "X-Men 2", y esta vez el plan de Planeta fue más ambiciosa, ofreciéndonos unos bonitos tomos con la saga al completo de "La era del Apocalipsis", curiosamente, una historia que hubiera casado más con la salida en los cines de "X-Men: Apocalipsis". Por si fuera poco, el estreno del "Hulk" de Ang Lee (Tigre y Dragón, La vida de Pi) propició la aparición de un coleccionable centrado en el personaje, de nuevo, con algunas de sus mejores etapas, y con un formato que aunque seguía siendo de tapa blanda, también lo era de menor tamaño que los anteriores. ¿Y cómo olvidar el espectacular coleccionable de Daredevil surgido a raíz del filme del personaje protagonizado ese mismo año por Ben Affleck (Dogma, Perdida)? Con toda la etapa de Frank Miller (Sin City, 300), incluyendo la obra maestra "Born Again", así como la primera aparición de Elektra y el duro enfrentamiento entre el Diablo Guardián y Kingpin, sin que faltaran las diferentes apariciones del psicópata Bullseye. Si el 2003 fue un año completísimo en cuanto a coleccionables comiqueros, 2004 no se quedó atrás con el estreno en cines de la magistral "Spider-Man 2" y la más que correcta "El Castigador: The Punisher". Mientras que el nuevo coleccionable de Spiderman continuaba el anterior, adentrandose en las historias del trepamuros de finales de los 80 (creación de Veneno incluida) y principios de los 90, recuperando cómics que hacía años que no veíamos reeditados en España, el de Punisher, mucho más corto en fascículos que todos los anteriores, seguía el planning de ofrecer algunas de las mejores obras del personaje, en especial, de su etapa más clásica. "Los Cuatro Fantásticos", "Batman Begins", "Superman Returns", "El Caballero Oscuro" y "Los Cuatro Fantásticos y Silver Surfer", entre otros filmes comiqueros, llevaron a los kioscos y librerías especializadas una cantidad ingente y espectacular de coleccionables con los que completar algunas de las mejores etapas de los personajes, al menos, para los veteranos, siendo perfectas también para los que se acercaban por primera vez a ellos. Con el tiempo, este tipo de coleccionables cambiaron, se hicieron menos habituales ante la aparición de películas que cada vez más proliferaban por la gran pantalla, y pasaron a las tapas duras de historias autoconclusivas, en la mayoría de casos, en vez de completar etapas enteras, salvo pequeñas excepciones.

Precisamente, Salvat, quien nos ofrece este genial coleccionable de Francisco Ibáñez, está publicando estos meses un coleccionable bastante completo de Spiderman, reuniendo en cada tomo historias muy concretas del personaje, tanto clásicas como modernas, trayéndonos obras que permanecían inéditas en nuestro país desde hace bastantes años, lo cual es una oportunidad de oro para hacernos con ellas si somos coleccionistas acérrimos del trepamuros, e igual de buena si nos falta alguna aventura concreta del personaje o queremos sumergirnos en su mundo con un compendio inimitable de sus mejores obras. Y lo curioso es que este excelente coleccionable de Ibáñez sigue el mismo camino que el de Spiderman, tanto en formato como en intenciones, aunque con una diferencia bastante notable. De cómics internacionales hemos tenido muchos, muchos coleccionables, muchas veces, repitiendo incluso material, como bien indican los coleccionables de DC, pero de cómics españoles la cosa no ha sido tan generosa, yéndose las editoriales siempre a por Ibáñez, siempre a por Mortadelo y Filemón, dejando de lado otras creaciones del autor, y no digamos ya cómics igual de míticos para nuestra industria como "Superlópez", "Zipi y Zape" y algunos más modernos como "Pafman", siendo quien esto os escribe muy fan de dichos personajes, y muchos otros que bien merecerían un coleccionable como este de Salvat acerca de Ibáñez. Esperemos que lo bien que lo están haciendo con él invite a que se venda lo mejor posible, y que eso signifique que puedan darle una oportunidad a algunos de los cómics nacionales anteriormente mencionados. Se acerca una película de Superlópez. No digo nada... y lo digo todo.


sábado, 26 de mayo de 2018

Reseñas literarias: El Ritual


Ficha Técnica

Título original: The Ritual
Autor: Adam Nevill
Portada: 
Género: Terror
Nacionalidad: Reino Unido
Formato: Rústica
Nº de páginas: 416
Editorial: Minotauro
Publicación: 2012


Sinopsis:
Cuatro antiguos amigos se reúnen para después de años de separación para una maravillosa excursión a las solitarias regiones boscosas del Círculo Ártico escandinavo, descubriendo conforme pasan los días que la vida les ha llevado por caminos diferentes, exponiendo las evidentes diferencias que los han dividido con el tiempo, en especial, a Luke, quien se siente más alejado que nunca del resto. Poco a poco, y tras tomar un atajo para alcanzar pronto su destino, se dan cuenta de que acaban de perderse, lo que empieza a erosionar el grupo, tanto por la falta de comida y agua como por las fuertes desavenencias que surgen entre ellos. Sin embargo, como si encontrarse solos, asustados, perdidos y rabioso no fuera suficiente, no tardan en toparse con reminiscencias de antiguos ritos paganos a una deidad que es más real de lo que piensan en un principio, una criatura que les acecha desde el primer paso que dieron en su bosque. El grupo no sólo deberá arrastrarse por los oscuros senderos del mar de árboles para sobrevivir a los elementos y a la terrible situación en la que se halla, sino para evitar las alargadas zarpas de la pesadilla viviente que vigila de cerca, una entidad primigenia y antigua como el mismo tiempo.


Reseña:
Stephen King (Cujo, Joyland) es el primer nombre que, seguramente, le venga a la cabeza a cualquier lector de terror moderno. Sí, tenemos a los clásicos Edgar Allan Poe (El Cuervo, La máscara de la muerte roja) y H. P. Lovecraft (En las montañas de la locura, El que susurra en la oscuridad), pero si entramos en los terrenos de los últimos años, parece mentira que sólo se nos ocurra el nombre del de Maine a la hora de hablar de terror literario. Aunque no es cierto del todo, ¿verdad? Sí. Ir a por King es lo fácil, claro. Si un lector pregunta por un autor de terror, lo sencillo es mencionar al Rey y punto. Sin embargo, ¿y si queremos ir más allá? Por supuesto, tratándose éste de un blog donde mencionamos a muchos escritores nacionales de género, seguro que de preguntarme a mí, o de pasearos por las entradas del presente espacio de internet, encontraréis unos cuantos nombres de interesantes contadores de historias que nada tienen que envidiar a los internacionales. Dejemoslos para otra ocasión, porque lo que de verdad nos interesa para comenzar a hablar del libro que vengo a reseñaros hoy, es ese grupito de autores de terror que nos llegan de fuera. Al fin y al cabo, a pesar de que en España lo sencillo sea nombrar a Stephen King como mejor ejemplo de escritor moderno de género, fuera de nuestras fronteras la lista de habituales es un poco más larga, perfecta para aquellos que o bien están hastiados de nuestro querido Steve, o bien desean completar las obras del Rey con la de sus compañeros de pesadillas.

Es cuanto menos curioso que los dos primeros nombres que pueden surgir en una conversación así sean los de Clive Barker (El corazón condenado, Cabal) y Joe Hill (Fantasmas, Cuernos). Resulta curioso porque en el primero hallamos a un gran amigo de King, llegando éste a apadrinarle en más de una ocasión, sobre todo, a la hora de recomendar sus libros; por otro lado, el segundo, es uno de los hijos del de Maine, concretamente, el que ha tenido más éxito a la hora de ponerse a juntar letras, letras de género como su padre, y tan buenas que muchos ya le consideran el siguiente rey, y no sólo el príncipe que viene a pasearse fugazmente por el terror y la fantasía. Por supuesto, podemos seguir dando nombres, como los del tristemente fallecido Jack Ketchum (Al otro lado del río, La chica de al lado) y el genial Ramsey Campbell (Turno de noche, Influencia), pero el problema reside que en España no han pegado con tanta fuerza como los de King, Hill y Barker, e incluso si hablamos del hijo del Rey, habría ir con cuidado, porque empieza a tener títulos descatalogados en nuestro país, y no son precisamente rumores los que apuntan a que no es de esos autores que venden bien. Sigo hablando de España, claro, donde de Ketchum apenas nos han llegado cuatro libros (y estoy siendo amable), de Campbell nos falta una ingente cantidad de su bibliografía y de muchos otros mejor ni hablar. Bueno, de uno de ellos, sí. Teniendo en cuenta que "El Ritual" pertenece a uno de esos escritores de terror maltratados en nuestro país y muy, muy populares y reconocidos fuera, sí que hay que mencionar a uno de ellos. Hablo del sobresaliente Adam Nevill.

A día de hoy, y si no me equivoco, Nevill, escritor dedicado principalmente al terror, cuenta en su bibliografía con casi diez novelas de terror y tres colecciones de cuentos, sin olvidar la gran cantidad de relatos que pululan por antologías en las que ha participado. A día de hoy, y si no me equivoco, en España sólo se han publicado tres libros de Adam Nevill. Tres. Sí, no estáis leyendo mal. Tres. Igual me dejo alguno por ahí al no tenerlo en cuenta por ser de otra editorial, que me perdone ésta y que me perdone el bueno de Adam (un tío majísimo, como puede demostrar su trato con compañeros de profesión y lectores por las redes sociales), pero en principio sólo tendríamos tres, y publicadas todas por Minotauro, a quien hay que darle eternas gracias por poner a nuestro alcance a uno de los mejores escritores de terror de los últimos años. "Apartamento 16", "El Ritual" y "El fin de los días" son las obras de Nevill que Minotauro publicó en su día, y que hoy, aunque no son imposibles de conseguir, sí que se pueden encontrar a precios bastante prohibitivos en el mercado de la segunda mano. Curiosamente, hablamos de tres de los mejores trabajos literarios del autor, lo cual es decir mucho si tenemos en cuenta que lo que escribe Nevill es como la pizza, que incluso siendo flojo, es bueno, muy bueno, como bien demuestran estos tres libros tan diferentes entre sí. Y sin embargo, sí que poseen puntos en común más allá de pertenecer al universo del mismo escritor y contar con su característica prosa, como por ejemplo, el tratamiento que hace Nevill de temas que le interesan bastante, y ese terror, entre psicológico y físico, que tanto le gusta mostrarnos en sus páginas. Desde ya, si sois amantes del género, os recomiendo encarecidamente que os hagáis con los tres títulos, porque son verdaderas joyas, en especial, a la hora de dar miedo e inquietar. Pero hoy nos vamos a detener en "El Ritual", una de las obras por las que Nevill es popular, uno de sus libros más reconocidos y uno de esos títulos que bien merece una relectura de cuando en cuando. Admito que la mía ha llegado tras visionar la adaptación cinematográfica que ha tenido el libro, emitida en Netflix y que cumple con creces, como película de terror y como adaptación del material original, añadiéndole jugosos cambios para que no veamos un copia plano a plano de los párrafos escritos. Tanto me ha gustado la producción, que en cuanto la acabé me fui directo a por la novela, que en su día devoré gracias a la genial edición de Minotauro.

En realidad, el argumento principal de "El Ritual" no puede ser más sencillo, que no simple. Tenemos a cuatro antiguos amigos que se reúnen para recuperar esos lazos rotos tiempo atrás, siendo el escenario de tal encuentro la excursión a unos bosques que se van haciendo más antiguos conforme avanzan en ellos, sobre todo, al coger un atajo con el que pretenden acortar el camino dispuesto. Sin embargo, no tardan en perderse, y a la creciente falta de comida y bebida se le une la presencia de lo que parece ser una extraña y misteriosa criatura que primero juega con ellos antes de atacarles cuando menos lo esperan. Y hasta aquí puedo contar sin reventaros la historia, en especial, porque llegados a cierto punto de la misma, el tono cambia casi por completo, pasando a ser... otra cosa. Vale, seguimos hablando de supervivencia para nuestros protagonistas, pero con numerosos matices que convierten el tercer acto del libro (aunque dé la impresión de que son dos) en algo que chocó bastante a muchos lectores en su momento. Sin embargo, hasta que alcanzamos esas páginas, lo que tenemos entre manos es una novela de monstruos en toda regla, el equivalente a una "monster movie" en formato literario, pero de nuevo con una enorme cantidad de distinciones que la hacen muy diferente a este tipo de producciones. En pocas palabras, Adam Nevill no se queda sólo en el simple relato de terror del enfrentamiento típico entre protagonistas humanos contra una criatura sobrenatural (o no) en un entorno agresivo hacia los primeros, sino que va más allá en multitud de sentidos. Sí, "El Ritual" tiene un "monstruo", tiene terror, tiene cuatro amigos acosados por la criatura, tiene muertos, tiene escenas tan grotescas como sangrientas, tiene luchas por la supervivencia, pero también mucho, mucho más.

No es malo escribir terror por terror, o lo que es lo mismo, no es malo escribir un cuento o una novela de terror que sólo bosque entretener, sin ningún otro objetivo. Al contrario, pues es una tarea sincera, y siempre viene bien desconectar con historias que sólo nos quieren hacer pasar buenos ratos sin complicarnos demasiado la existencia, o malos ratos, en este caso. Sin embargo, y aunque Nevill es bien capaz de ofrecernos este tipo de narraciones, "El Ritual" no es una de ellas, siendo al final más profunda de lo que podría parecer por su acertada y atractiva sinopsis. Igual que el libro contiene tres actos más o menos diferenciados, también posee dos líneas argumentales que son más sencillas de distinguir, convergiendo cada vez más ambas conforme pasamos las páginas. Por un lado, tenemos toda la parte de terror, es decir, el acecho al que son sometidos los protagonistas por la monstruosa presencia cuya identidad vamos descubriendo poco a poco, sin prisa pero sin pausa, sin que en ningún momento dejemos de recibir información, aunque sin que el autor nos los desvele todo antes de tiempo, siendo en el último acto, poco antes de ese emocionante y terrorífico enfrentamiento final, donde conseguimos todas las explicaciones pertinentes acerca de la presencia y el "resto" de lo que no os puedo hablar en la presente reseña, a pesar de que nos encontramos con una obra que ostenta ya unos muy bien llevados seis años, siete si hablamos de su lanzamiento en Reino Unido. No es que la otra cara de la novela no contenga terror, porque sí que se encuentra ahí, y en dosis más "realistas" e incluso duras a nivel psicológico, pero es evidente que Nevill ha querido ponerse profundo por medio de los cuatro personajes principales. Y vaya si lo consigue. Con creces, además.

Si el autor usa a su monstruo para hablar de lo viejo y lo nuevo, del mundo de antes y del de ahora, de las cosas que se deslizan por la oscuridad y que llevan sobreviviendo a la evolución del mundo desde hace miles y miles de años, para meternos en otros temas igual de interesantes utiliza a los cuatro amigos que se reúnen después de un buen tiempo sin verse, para recuperar una amistad que es evidente que ya no existe, en especial, si nos centramos en Luke el ¿protagonista? de "El Ritual". Gracias a los cuatro hombres, Nevill también nos habla del antes y el después, de lo viejo y lo nuevo, pero desde otro punto de vista, ahondando, profundizando en la personalidad de todos y cada uno de los cuatro protagonistas, y a partir de ahí, sumergiéndonos en lo que significa pertenecer a la sociedad moderna, donde las contradicciones alrededor de nuestras relaciones sociales y nuestro lugar en el mundo están a la orden del día. Ahí tenemos a Luke, que se siente totalmente desubicado, no sólo con respecto a sus "amigos", sino con respecto a la sociedad en general, sintiendo envidia, al mismo tiempo, de la vida que llevan los otros tres protagonistas, hombres de familia supuestamente felices, con todo lo que siempre habían deseado. A ellos les pasa algo parecido con Luke, aunque, a la vez, no sienten envidia, entrando los cuatro en un bucle de incoherencias, tan humanas como reales y verosímiles, donde tres envidian al cuarto en discordia, éste los envidia a ellos y, a la vez, ninguno desea la vida del otro en realidad. Nevill juega así con los sentimientos que inundan a la gente corriente en la vida real, creando así personajes con los que bien podríamos sentirnos identificados, que bien podrían ser nuestros vecinos, amigos, compañeros de trabajo y familiares. Aunque los cuatro protagonistas están perfectamente desarrollados, es Luke quien sale ganando en todo momento, al que se le presta más atención y al que conocemos más de arriba abajo, siendo magnífico cómo empieza como una personal en apariencia normal, y cómo Nevill nos va descubriendo quién es en realidad, alguien frustrado con el mundo, con la sociedad, consigo mismo, con cualquiera que se le cruce, con incontrolables ataques de ira que no tarda en mostrar hacia sus supuestos amigos.

No me gustaría dejar de hablar de los protagonistas más allá de sus personalidades, porque la gran cantidad de detalles que el escritor aporta a su alrededor son dignos de mencionar. Por ejemplo, tenemos al frente de la novela a cuatro hombres normales y corrientes, también en físico, lo que quiere decir que eso de cruzar un bosque no les va a ser nada fácil. Se cansan, deben parar a recuperar el aliento, les cuesta mantener el ritmo, las mochilas les pesan y los kilos de más que les han regalado sus vidas sedentarias no son precisamente lo mejor para una excursión que ya de por sí resulta complicada para los mejor preparados del grupo, como por ejemplo, Luke. Uno de los protagonistas no tarda en dañarse durante el trayecto, y es precisamente la furia de Luke la que aparece cuando no aguanta más que los esté retrasando. A esto hay que añadir que, como no podía ser de otra manera, el bosque y los elementos son tan enemigos de los personajes principales como la criatura que los persigue. Adam Nevill, una vez más, tiene en cuenta que una buena forma de aterrorizarnos es recordándonos que sus sobrenaturales historias ocurren en el mundo real, con reacciones reales por parte de sus personajes y el entorno que habitan. ¿Esto qué significa? Que el miedo, la incertidumbre, el frío, el hambre, la sed, el cansancio, la noche, el calor y la propia espesura, entre otros verosímiles conceptos, se enfrentan a los cuatro hombres, transformando en unas pocas páginas la idílica excursión en un verdadero infierno, y eso mucho antes de que aparezca el primer cadáver. Por supuesto, cuando eso ocurre, todo empeora, y no sólo por el hecho en sí, sino porque la presencia del bosque aumenta la cacería, además de las diferentes muestras que hallan en el bosque de que se trata de su hogar, en el que fue reverenciada hace mucho, mucho tiempo. Una cabaña siniestra, una macabra iglesia... Da la sensación de que cada vez que los protagonistas salen de la sartén, siempre caen en unas brasas todavía peores.

Me encantaría hablar de otros personajes que aparecen en la obra, pero entraría en esa parte que no puedo desvelar, una bastante polémica en su momento por, supuestamente, romper el tono que mantenía "El Ritual" hasta esas páginas. En realidad, aunque es cierto que es un cambio de rumbo bastante brusco, a mí me ha gustado. Insisto, es verdad que es ese toque lo que hacer perder un poco de genialidad a la novela, pero ni mucho menos es para romperse las vestiduras. Estamos ante un claro caso de "no es lo que esperaba", y de eso no tiene la culpa el autor, a no ser que haya dejado pistas sobre ello, y en este caso, pocas deja Nevill acerca de lo que va a ocurrir en el último tramo del libro. Eso sí, confieso que los cambios que este tercer acto ha sufrido en la adaptación cinematográfica me dejaron más contentos, no siendo así con todo el mundo, ni siquiera con los que se quejaban de la tercera parte de la obra. ¡No hay quién entienda a veces a los lectores! Pero si puedo seguir hablando de personajes sobre los que no penda la amenaza del spoiler, qué menos que mencionar al mismo bosque. Oscuro, profundo, antiguo, insondable, infinito, tenebroso, viviente, amenazador y asesino. El escritor no sólo nos describe el viejo bosque a la perfección, sino que lo convierte en un personaje más, yendo más allá del simple escenario donde se desarrolla el relato de terror, dando tantos y tantos detalles sobre él que se hace fácil imaginar cómo respira alrededor de los cuatro antiguos amigos mientras se sumergen en sus entrañas. Nevill no se deja en la cuneta ningún detalle al respecto, ayudado por una prosa sencilla cuando hace falta, y más enrevesada cuando la escena lo requiere, tanto a nivel de descripciones como de diálogos, aunque hay que reconocer que sabe inquietar al lector cuando se trata de formar escenarios a su alrededor. Los capítulos de "El Ritual" son cortos, una excelente manera de ir pasando páginas sin que apenas nos enteremos, lo cual ocurre también por lo adictivo que es todo lo que nos cuenta el autor.

En pocas palabras, e insistiendo en todo lo que comentaba al empezar la reseña, no sólo estamos ante una de las mejores obras de Adam Nevill, sino ante una de las mejores novelas de terror de los últimos años, demostración palpable de que hay vida, mucha vida, más allá de Stephen King. Vale, admito que no puedo ser muy objetivo al respecto. Me encanta la bibliografía de Nevill, me encanta el terror relacionado con escenarios tan interesantes como los bosques (comparables a inmensos océanos verdes donde la soledad del ser humano se hace palpable ante la inmensidad del agresivo y a la vez bello entorno que le rodea), me encanta la prosa del autor, me encanta el tema que rodea a la presencia que persigue al protagonista y, entre otros muchos aspectos positivos del libro, me encanta que sea una especie de versión literaria del excelente filme de género "El proyecto de la bruja de Blair". Todo funciona como un reloj excelentemente construido en "El Ritual", incluso cuando toma ese rumbo tan rompedor que tanto enfadó a muchos lectores. Al fin y al cabo, es un giro argumental que consigue sorprender, chocar y dejar al espectador literario con la boca bien abierta, sin saber muy bien por dónde irá la historia desde ese momento, si es que tenía alguna idea páginas antes, cosa que dudo bastante, teniendo en cuenta lo bien que Adam Nevill oculta sus cartas. "El Ritual" no habla sólo de monstruosas abominaciones en bosques oscuros, sino de supervivencia, de lo antiguo frente a lo nuevo, del mundo de antes frente al de ahora, de amistades rotas que quizá siempre lo estuvieron, de cómo funcionar en la sociedad actual, de las relaciones sociales, de nuestro lugar en el mundo, de lo maravillosos y peligrosos que pueden ser los bosques, de los parajes aún inexplorados en nuestro planeta, de la religión, de lo que nos mueve como seres humanos... El terror en sus diferentes facetas. Físico y psicológico. Pasar frío, miedo y hambre mientras nos encontramos perdidos en un paraje que desconocemos, junto a personas que odiamos, con la desesperanza mordiéndonos los tobillos antes de que una criatura desconocida haga lo mismo con el resto de nuestro cuerpo. Os hablo de "El Ritual". Si no os habéis perdido ya en él, hacedlo cuanto antes. No os arrepentiréis.


Nota: 9,5/10


sábado, 19 de mayo de 2018

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jueves, 17 de mayo de 2018

Novedades literarias: Drácula contra la Momia: Batalla por Chicago


Sí, sé lo que estáis pensando ahora mismo. ¿Esta entrada no la he visto antes por este blog? Sí y no. No y sí. Creo que el título de la novedad literaria que hoy os traigo ya os dice todo lo que debéis saber, o igual no. Al fin y al cabo, por mucho que haya cariñosos lectores que me consideren el Stephen King español, incluso después de diez libros en solitario (normalmente, el apelativo suele desaparecer a los dos o tres), ni siquiera me acerco a rozarle en fama y popularidad, así que es bastante probable que esté dando por hecho que sabéis de lo que hablo y quizá no sea así. Es más, ni siquiera debe ser así. Si os habéis acercado a este blog tras conocerme por alguna de mis últimas obras ("El que se esconde", "Las pesadillas de Stephen King" o "El Guardián del Miedo", sin mencionar las más nuevas), seguramente no sabréis que mi tercer libro publicado, mi segunda novela, fue una especie de blockbuster literario titulado "Drácula vs. la Momia: Batalla por Chicago". Fue en 2013 cuando se editó, poco después de mi querida "Cinco tumbas sin lápida", también por la fallecida editorial Tyrannosaurus Books (qué buenos principios nos dio; qué amargos últimos meses), y se presentó oficialmente en el prestigioso y espectacular Festival Celsius que se celebra todos los años en Avilés. Precisamente, tuve el honor de asistir a la presentación en sociedad del libro en la segunda edición de tal festival, volumen que abrió la colección conocida como "Monsters Unleashed", que duró unos cinco títulos, si mal no me falla la memoria. Esos son algunos de los detalles de la primera "Batalla por Chicago", pero ¿no hablamos ahora de la misma "Batalla por Chicago"? ¿O se supone que es la secuela? Porque la portada no es la misma, ¿verdad? ¿Estamos ante el mismo proceso que tuvo lugar con "Actos de Venganza" y "Actos de Venganza: Edición definitiva"? Sí y no. No y sí. De nuevo, toca explicarme, pero hagamos un poco de memoria antes de llegar a esta novedad literaria en concreto.

Mi primera publicación en solitario, "Actos de Venganza", una antología de terror y suspense, fue la que me ayudó a alcanzar "Cinco tumbas sin lápida". Después de presentarme a un par de convocatorias de relatos de zombis de las que saldrían varias antologías publicadas por Tyrannosaurus Books, sus editores se interesaron por mi trabajo, pidiéndome algo más largo que un cuento. Por entonces, no tenía ninguna novela, pero sí una recopilación de narraciones breves que preparaba para ir moviendo por diferentes editoriales. Lo cierto es que siempre he creído en ir paso a paso, en andar antes de correr, y de ahí mi predisposición para lanzarme en solitario al mundo editorial con una antología antes que con una novela. El proyecto se llamaba "Actos de Venganza", y estaba compuesto por once relatos donde el suspense y el terror se mezclaban en historias donde la venganza era la protagonista principal de las tramas principales. A pesar de ser un ávido lector de todo tipo de antologías, como escritor me atraía más la idea de llevar a cabo una recopilación de cuentos con un tema en común, y teniendo en cuenta todas las pequeñas historias que tenía que abordaban el tema de la venganza, el karma, el rencor y las cuentas por saldar, me fui directo a que mi primera publicación fuera "Actos de Venganza", además, con un claro homenaje comiquero en el título que sólo cazaron los amantes de las viñetas. A "Actos de Venganza" le costó arrancar entre la crítica y el público, no voy a engañaros, aunque levantó el suficiente interés entre ambos bandos y en los editores de Tyrannosaurus Books para que me siguieran pidiendo una novela. Y me puse a ello, con una idea muy clara: sería un más que evidente homenaje a la obra de mi adorado Stephen King (Cujo, Christine), aderezado con unos cuantos litros de oda a la saga cinematográfica "Evil Dead", dirigida por Sam Raimi (Terroríficamente Muertos, Darkman), uno de los genios del terror en el celuloide, y protagonizada por el cachondo, carismático y cercano Bruce Campbell (Spider-Man, Ash vs Evil Dead). "Cinco tumbas sin lápida" estaba a punto de nacer.

Tardé más tiempo en estructurar y corregir la novela que en escribirla, lo cual me llevó mes y medio. Cuando acabé, tenía lista la historia de George Campbell, un escritor de terror que decide volver a su pueblo natal para superar un terrible bloqueo del escritor que lleva sufriendo desde que asesinaron a su esposa. La cabaña familiar en la que vivían se convierte en el escenario de recuerdos y la resurrección de demonios interiores mucho más reales de lo que cree el escritor, que se verá envuelto en una pesadilla de muertos resucitados, sangre, asesinatos y violencia de la que no puedo hablaros más, ya que dentro de muy, muy poco saldrá a la calle su reedición con una editorial con la que tenía muchas, muchas ganas de trabajar. Teniendo en cuenta que "Cinco tumbas sin lápida" salió en 2013, hace ya cinco años, y que lleva descatalogada prácticamente más de tres, iba siendo hora de recuperarla para los nuevos lectores que llegan a mi obra por mis últimos títulos, lo mismo que os comentaba más arriba, por cierto. Además, mi intención, y la de la editorial, es la de sacar la secuela de "Cinco tumbas sin lápida" este mismo año, y ¿qué sentido tiene editar la segunda parte de un libro que nadie puede encontrar? Sí, los que se lo pillaron en su momento, y encima lo disfrutaron (doble mérito), seguro que no tendrán problemas en ir a por la secuela, pero quienes llegaron después y mucho más tarde es bastante probable que ni sepan que existe "Cinco tumbas sin lápida". En nuestros planes ya entra una tercera entrega, eso sí, si tiene éxito la segunda, así que por ahora pensemos nada más en la segunda parte, y en la obra que nos ocupa, por supuesto, con la que guarda no poca relación. Al fin y al cabo, mientras escribía "Batalla por Chicago", las ideas para una trilogía sobre monstruos clásicos enfrentándose entre sí, en tiempos donde la delincuencia era el pan de cada día, surgieron con facilidad alrededor de la historia original. Aunque, en este caso, también apareció la posibilidad de que esa trilogía acabara en una saga más larga, con una cuarta entrega que atase todos los cabos sueltos, e incluso una "segunda trilogía" que continuara con los personajes que permanecieran vivos, además de incluir nuevos monstruos a la fórmula. Pero prosigamos con la historia del misterioso e inquietante pueblo de Shelter Mountain.

"Cinco tumbas sin lápida" funcionó bastante bien. En realidad, mucho mejor de lo que yo pensaba. Quienes os pasáis habitualmente por aquí y me habéis visto hablar de mis trabajos literarios, ya sabéis que soy de entrada bastante pesimista con lo que voy publicando, pensando que con tal o cual libro me la pegaré de todas las maneras posibles. Fue una sorpresa que mi primera novela estuviera funcionando, y al salir, en marzo de 2013, ya tenía en mi mesa una propuesta para la segunda, para "Batalla por Chicago", aunque todavía no había ninguna batalla en la Ciudad del Viento, y mucho menos un conde Drácula que se enfrentara a una momia milenaria y mágica. Cuando uno de los editores de Tyrannosaurus Books me propuso abrir la colección Monsters Unleashed, no me lo podía creer, tanto por el honor que suponía como por la responsabilidad que significaba ser el primer número de una serie de libros que, por entonces, no parecía tener final. Lamentablemente, hubo final, y menudo final. La colección, para la que había muchos planes al principio (recopilatorios, cajas con la llamada Fase 1, derivados de algunas de las novelas...), sólo llegó a los cinco números, quedándose en el camino una historia sobre un monstruo de Frankenstein motero que nunca llegó a terminarse (supongo que porque el editor estaba de trabajo hasta arriba, guiño, guiño) y saliendo un quinto número, donde Sherlock Holmes se enfrentaba nada más y nada menos que a Nosferatu, durante los últimos días de una editorial que cometió muchos más fallos como aciertos, en especial, en sus últimos tiempos, siendo la mala gestión uno de ellos. Triste final tuvo Tyrannosaurus Books, cuando los comienzos fueron tan buenos, y el devenir de Monsters Unleashed fue buen ejemplo de ello (quizá no fue correcto sacar novelas que ni ellos mismos veían bien editar, sobre todo, tras corregir un mínimo de cinco veces lo que ellos creían que era un borrador). Ojo, recuerdo agradecido a la editorial, y no hay que dejar de pensar en ella sin relacionarla con lo adelantados que estaban a su tiempo editorial, siendo un empuje para las innumerables editoriales medianas, pequeñas e independientes que han ido apareciendo en los últimos años. Sin embargo, los entre cinco y seis años que duraron bien podrían ser una lección bastante evidente de lo que se debe hacer con una editorial... y lo que no se debe hacer con una editorial. Puede que una editorial se considere un éxito con uno, dos o tres años, pero cuidado, que torres más altas han caído cuando pensaban que que iban de camino a la década, y si una editorial como Tyrannosaurus Books falleció con siete años, más les valdría a algunas no andarse con egos cuando apenas llevan la mitad. Quien avisa no es traidor.

Pero mejor no hacer leña del árbol caído, aunque a veces sea inevitable por motivos personales, y continuemos hablando de lo que significó Monsters Unleashed, colección cuyos títulos sólo pueden ser encontrados hoy día en el socorrido mercado de la segunda mano, o mediante packs absurdamente baratos cuyos beneficios van destinados a pagar a la distribuidora con la que la editorial todavía conserva una importante deuda, reduciendo el trabajo de quienes colaboramos con la colección al de simples mercenarios a coste cero. Como iba diciendo, prácticamente no pude vivir el proceso de promoción de "Cinco tumbas sin lápida" con tranquilidad. Antes de darme cuenta, me encontraba escribiendo "Drácula vs. la Momia: Batalla por Chicago". Uno de los editores me ofreció la posibilidad de ser la punta de lanza de Monsters Unleashed, y no la desaproveché, no sólo porque se me ofrecía la oportunidad de escribir y publicar mi tercer libro, segunda novela, sino por lo bien que pintaba el proyecto en sí. Una colección con portadas que irían en el mismo tono, una serie de títulos que homenajearían a los monstruos clásicos de siempre, dejados de lado por otros más ¿modernos? que ocupaban todo el protagonismo, aunque con una diferencia. Drácula, el monstruo de Frankenstein, el Hombre Lobo, la Momia, el monstruo de la Laguna Negra, el Hombre Invisible y la novia de Frankenstein, entre otros, regresarían a la literatura de género por todo lo alto, con historias que navegaban entre la mejor serie B y los blockbusters más espectaculares y ambiciosos, pero la idea del editor de Tyrannosaurus Books no se quedaba en recuperar a esos interesantes personajes, sino en darles una nueva perspectiva. Las novelas se centrarían en narraciones enclavadas en escenarios donde estos monstruos no fueran habituales. Por ejemplo, el monstruo de la Laguna Negra en el espacio exterior, el Hombre Lobo en las arenas de los gladiadores de Roma, Drácula en un futuro dominado por las máquinas o el monstruo de Frankenstein como investigador de asesinatos en serie, por poner unos ejemplos. Por supuesto, no valía situar al monstruo de la Laguna Negra en una excursión por el Amazonas, al Hombre Lobo en olvidados páramos repletos de neblina, al Hombre Invisible en una villa llena de vecinos cotillas o al conde Drácula en el Londres victoriano. Eso no tendría mucho sentido, ¿verdad?

Con sinceridad, aunque "Batalla por Chicago" fue bien recibida, hablamos de mi novela menos vendida por el momento. Tampoco era de extrañar, si consideramos que se separaba del terror de "Cinco tumbas sin lápida" para entrar en terrenos más pulperos, si consideramos el pulp como algo parecido a un género, claro. Terror, pulp, novela negra y monstruos clásicos dieron lugar a una obra que yo considero la más "friki" de mi bibliografía, en el mejor y peor de los sentidos, claro. Admito que me lo pasé bomba escribiéndola, siendo siempre una sorpresa toparme con lectores que la adoran, pero también hay que tener en cuenta que es una novela dirigida a un público muy concreto, como si dentro del pequeño nicho de los lectores de terror hubiera otro nicho todavía más pequeño protagonizado por aquellos otros lectores que disfrutan de "rarezas" como "Batalla por Chicago". ¿El patito feo de mi producción? Puede ser, pero no por ello menos querido, hasta el punto de que, como comentaba mucho antes, llegaría a pensar para él varias secuelas, hasta formar una saga que, espero, se haga realidad con el tiempo, sin prisa pero sin pausa. Entre todas las ideas que le mandé al editor sobre la premisa planteada de monstruos clásicos fuera de su hábitat, la que más le gustó fue la de enfrentar a la Momia y al conde Drácula en una especie de guerra de bandas por el control de Chicago en plan época de la ley seca, como si los personajes fuesen derivados de Al Capone que usaran sus habilidades sobrenaturales, junto a los famosos subfusiles Thompson de aquel entonces, para enfrentarse a las fuerzas de la ley y hacerse con el control absoluto de las bandas mafiosas de la ciudad. Además, el hecho de no usar sólo a un monstruo, sino a dos, le daba al libro un tono más ambicioso, que es lo que buscaban los editores. No era ya enfrentar a los monstruos clásicos contra protagonistas humanos, sino entre ellos, y los motivos "gansteriles" eran la oportunidad perfecta, sin desechar, por supuesto, a los héroes humanos, en este caso, una investigadora privada con demasiado gusto por el alcohol, muy adelantada a su tiempo, y un reportero caído en desgracia.

Antes de salir de Tyrannosaurus Books en 2014, los planes para las secuelas de "Batalla por Chicago" pintaban bastante mal. Tras ver las cifras, los editores no parecían saber qué hacer con una colección que prometía mucho en su momento, pero que por docenas de razones no había sido capaz de arrancar con las expectativas que ellos tenían en mente. La editorial empezó a separarse del terror, a centrarse en otros géneros y Monsters Unleashed empezó a languidecer. Yo andaba en otros proyectos, así que por mi cabeza no volvió la idea de continuar las aventuras de Samuel Parker y Jessica Kramer hasta que otra editorial, con cuyos dueños iba a terminar igual que con los de Tyrannosaurus Books, pasó por delante. Fue en 2015 cuando los conocí, ni siquiera merece la pena que los nombre y el idilio editorial, afortunadamente, duró poco. Tras leer uno de los editores "Batalla por Chicago", me habló de la novela, y en el momento en el que le comenté que siempre pensé en una secuela, se interesó por ella. Por entonces, escribía "El que se esconde" y el primer volumen de mi primer ensayo, "Las pesadillas de Stephen King", por lo que la enorme carga de trabajo era evidente. Aun así, saqué tiempo para llevar a cabo "El Hombre Lobo vs. el monstruo de Frankenstein: Guerra en Los Ángeles", aunque antes de sacarla era evidente que algo había que hacer con "Batalla por Chicago". Veréis, no tiene mucho sentido sacar la segunda parte de una historia cuando la primera es apenas inencontrable, y ya entre 2015-2016 era complicado hallar ejemplares del primer tomo de Monsters Unleashed, así que imaginaos ahora. Cuando uno va escribiendo libros, y existe gente tan maravillosa como loca que te los publica, tarde o temprano, se consiguen nuevos lectores, y por fortuna, eso, en mayor o menor medida, siempre me ha pasado. Eso quiere decir que los que se acercaban por "El que se esconde" no tenían ni idea de que existía "Batalla por Chicago", y si lo averiguaban, la dificultad para hacerse con ella era palpable. Si no hubiera tenido intenciones de sacar una segunda parte, no la habría reeditado, al menos, no tan pronto, pero con una secuela ya escrita de principio a fin, ¿cómo iba a complicarle la vida a los lectores? Aunque fueran cuatro gatos quienes se acercaran a la guerra que se iba a librar en Los Ángeles entre el monstruo de Víctor Frankenstein y el Hombre Lobo más conocido de todos, o uno de ellos, al menos. Lamentablemente, esta nueva editorial no sólo no paraba de marearme con fechas de entrega con las que ni ellos se aclaraban, sino que tenían poca idea de lo que querían hacer con "Batalla por Chicago"; desde un volumen único con ambas novelas a un precio prohibitivo hasta llevar a cabo un tomo similar, pero con la segunda parte por delante de la primera, pintando un panorama estrambótico, pasando por el hecho de que por narices ambas debían ilustrarse sí o sí. Eso se acabó, y a pesar de que los planes originales para la publicación de la saga de monstruos, que empecé a llamar Monsters Unleashed a modo de homenaje, volvieron a pasar por la autopublicación de Amazon, no me di por vencido, apostando por una editorial con la que buscaba trabajar desde hacía mucho: James Crawford Publishing.

Centrada en las antologías, la editorial llevada por William Fleming siempre ha destacado por lanzar títulos bastante arriesgados con una regularidad envidiable, sin dejar de lado novelas y otro tipo de publicaciones. Después de colaborar en algunas de las antologías que ha ido editando durante estos años, y siempre con promesas de trabajar juntos, me atreví a proponerle la publicación de "Batalla por Chicago", con la intención de que cada año llegara una nueva entrega de la saga, por la que pasarían monstruos como el ya mencionado Hombre Lobo, y otros como las novias de Drácula, el Hombre Invisible, el monstruo de la Laguna Negra y algunos que no puedo desvelar para no incurrir en spoilers que igual os estropearían la lectura de las próximas novelas, si es que tarde o temprano vais a encararlas. La propuesta le gustó al editor, así que nos pusimos enseguida a ello, dándole a "Batalla por Chicago" un par de cambios, alguna corrección extra y la nueva portada realizada por Marco Gómez Gómez (Las 8 caras del miedo), ilustrador con el que hace mucho que deseaba trabajar, al igual que con William Fleming. Un proyecto que parecía maldito, dos profesionales con los que quería colaborar y la promesa de volver con ellos para las futuras secuelas. No está nada mal si tenemos en cuenta que Monsters Unleashed daba la impresión de estar bien muerta, ¿verdad? Y además, con venta directa por Amazon, lo que asegura que eso de que el libro se descatalogue no va a pasar nunca más, una oportunidad de oro para terminar la saga, y después ponerme con las demás ideas que tenía para la colección original de Tyrannosaurus Books. ¿Quién sabe? En principio, vamos a por la primera trilogía de estos nuevos Monsters Unleashed, la cuarta entrega que sirva de "epílogo" y luego, quizás, a por tres entregas nuevas (¿o cuatro?) para una especie de segunda saga que una a monstruos clásicos menos concretos. Imaginaos a Samuel Parker y Jessica Kramer enfrentados a, no sé, ¿zombis y dioses primigenios sacados del universo Lovecraft? ¿Leyendas populares de Estados Unidos como el Jinete Sin Cabeza o el espíritu de Samhain? Todo es posible.

Por ahora, aquí tenéis la reedición de "Drácula contra la Momia: Batalla por Chicago". Nueva editorial, nuevas expectativas, nuevos objetivos, nueva portada, ligeros cambios en el título y un futuro con secuelas como "El Hombre Lobo contra el monstruo de Frankenstein: Guerra en Los Ángeles", que empieza donde acaba la primera parte, con los protagonistas visitando la cuna de Hollywood para enfrentarse a dos verdaderas máquinas de matar que pretenden hacerse con el control de los bajos fondos de una ciudad donde los agentes del orden son peores que los propios criminales. Todavía es pronto para hablar de las novias de Drácula, el Hombre Invisible y, quizás, de cierto doctor y cierto míster de doble personalidad y un regreso a Chicago, así que, por el momento, hablemos de la batalla por Chicago, del conde Drácula, de la momia Imhotep y de cómo no hay que darse por vencido a la hora de sacar adelante un proyecto literario. Por fortuna, la reedición de "Cinco tumbas sin lápida", novela que ha tenido gran protagonismo en la presente entrada, no ha sido tan accidentada, pero teniendo en cuenta que la ambición tras Monsters Unleashed pasa por una extensa saga, merece la pena haberse partido tanto la cara por sacarla adelante. A continuación os dejo con el enlace mediante el cual podéis adquirir esta nueva edición de "Batalla por Chicago", invitándoos a haceros con ella si todavía no os la habéis leído, y si así ha sido, quizás os apetezca haceros con ella para tener todos los volúmenes iguales de Monsters Unleashed. Sea como sea, muchas, muchas, muchas gracias, porque sin vosotros, sin vuestra confianza, sin ese apoyo que le dais a mi trabajo, no tendría mucho sentido reeditar este libro. Es más, ni siquiera habría hueco para ello, pero si lo habéis pedido no seré yo quien os impida haceros con él.

Aquí podéis comprar la novela en Amazon.

Recordad que los monstruos clásicos siempre vuelven, y no es de extrañar, si tenemos en cuenta lo importantes que han sido siempre para la literatura y el cine de terror. Desde los clásicos entre los clásicos del terror escrito hasta los clásicos de la Hammer y la Universal, los monstruos siempre han estado ahí, sobreviviendo a otros que han intentado quitarles su popularidad, alzándose incluso cuando lo tenían todo en contra. Mis Monsters Unleashed sólo son mi pequeño homenaje hacia ellos, mi cariñoso intento de que se les siga recordando. Una carta de amor de un escritor de terror hacia figuras que son el terror mismo. Acompañadme en este viaje que se inicia de nuevo. Acompañadme.

Seamos... monstruosos.