viernes, 12 de junio de 2015

La Mazmorra del Androide: Deadpool, la película: La Historia Jamás Contada


Deadpool, la película: La Historia Jamás Contada

En un cine cualquiera de Texas, año 2009...

Todo aquel que acudió ese día para ver X-Men Orígenes: Lobezno, no perdió de vista a aquel estrambótico personaje que pasaba por ahí como si tal cosa. Hizo rigurosamente la cola mientras no dejaba de hablar en voz alto consigo mismo sobre inimaginables historias con superhéroes, mutantes, alienígenas y dioses. Y nada más conseguir su entrada, se dirigió al bar a por un buen cubo de palomitas, nachos con queso y coca-cola extra grande.

Todos miraban atentos la llamativa vestimenta del extraño. Un traje rojo y en partes negro con una capucha que ocultaba su rostro. Además, iba armado con dos espadas japonesas a la espalda. Y en las caderas se dejaban ver las culatas de dos pistolas de considerable calibre que, aunque en un principio se podía pensar que eran de juguete, se pudo comprobar lo tremendamente detallista que eran cuando sacó una para amenazar al chico del bar cuando le intentó cobrar por el menú de cine. No se quejaron ni se alarmaron. Más de la mitad de los que estaban en aquel cine ocultaban una o dos armas de fuego en sus abrigos, chalecos y bolsos (Dios bendiga a América).

El extravagante espectador aguardó pacientemente a que se apagasen las luces y se encendiese el proyector, para remangar la capucha y poder empezar a picotear los nachos embadurnados en queso caliente; gracias a la oscuridad, las terribles cicatrices que invadían su rostro y cuerpo pasaban bastante inadvertidas.

Pero no pasaron ni cinco minutos y el hombre ya empezó a notarse enfurruñado, y al poco, bastante molesto. Devoraba sus aperitivos con cierta furia. Murmurando entre dientes. La gente a su alrededor ya empezaba a mosquearse.

Fue cuando el personaje de Ryan Reynolds apareció ante Hugh Jackman y compañía, transformado en una deforme abominación con la boca sellada y extendió de sus antebrazos las hojas de sus katanas, que el tipo saltó de su asiento con los brazos levantados y exclamando un sonoro "Venga ya". Unos cuantos espectadores a los que el hombre tapaba la pantalla se levantaron, quejándose.

—¡Vuelve a sentarte, memo!

—Hoy no estoy de humor, ¿quién ha sido el ingenioso que quiere que le abra un ano nuevo?

La amenaza no fue bien recibida, y otros tantos se levantaron insultando, abucheando y arrojando palomitas al hombre disfrazado; hubo quien sacó el seguro a sus revólveres.

—Que os den, si queréis aguantar un minuto más de esta bazofia es vuestro problema. —No esperó a que el acomodador llegase para apuntarlo con su acusadora linterna y pedirle que abandonase la sala. El hombre se fue entre abucheos e insultos. Pensó seriamente en exigirle a la taquillera a punta de pistola que le devolviese el dinero de la entrada, pero se acordó de lo que había dejado entre sus palomitas. Sacó algo de uno de los muchos bolsillos que tenía en su cinturón.

En la sala de cine, un hombre de constitución fuerte no se lo pensó dos veces, y nada más ver como aquel bicho raro se iba, abandonando el cubo de hiper saladas delicias, se hizo rápidamente con ella y empezó a engullir mientras contemplaba la batalla en la gran pantalla. Pero en uno de los puñados, tragó algo bastante grande y duro para ser una palomita o un grano de maíz. Aunque no le dio ninguna importancia. Cuando se trataba de comida, no hacía muchas preguntas. Su estómago ya digeriría aquello que había tragado... o eso creía.

Ya a una distancia prudencial, el hombre apretó el botón del detonador. La poderosa explosión hizo volar por los aires el cine. 

Masacre no perdió el tiempo y se preparó para hacerle una visita a aquel que lo había abochornado tanto.

Canadá, poco después... 

Ya era noche cerrada cuando el actor Ryan Reynolds volvía a su casa para, nada más encender las luces, encontrarse con un inesperado visitante sentado en el sillón. No pudo reprimir el pequeño respingo al ver a aquel tipo disfrazado que le estaba ecañonando con una pistola.

—Me has hecho esperar demasiado, cariño. Cierra la puerta, hace demasiado frío; ahora entiendo porqué casi no piso Canadá... 

Ryan obedeció mientras bufaba de resignación.

—Ya me estáis cansando con vuestras tonterías. Ya sois demasiados tarados, los que habéis conseguido colarse en mi casa y amenazarme por esa maldita película. Eso sí, eres el primero que se curra el disfraz.

—Me alegra saber que hay gente aquí que sí me respeta... Pero has de saber que no soy uno de ellos. ¡Soy el único y original (e incorregible) Masacre!

—Uauh, te has coronado como el rey de los locos. amigo. 

—Ya verás... —se levantó del sillón, poniendo en guardia a Ryan—. Atento.

El intruso dirigió su arma a su sien y sin pensarselo dos veces se pegó un tiro. El actor emitió un afeminado chillido mientras contemplaba como aquel suicida se desplomaba, tiñendo de rojo la alfombra egipcia de su salón.

Dio unos pasos hacía atrás hasta que su espalda dio contra la pared, y se dejó caer lentamente asombrado sin quitar ojo al cuerpo que tenía frente a él.

¡Aquel loco se había pegado un tiro en su salón! No podía creérselo. Estaba muerto. Ya se podía imaginar todos los medios haciendo eco de aquello. Eso sí que sería mala prensa. No podía arriesgarse a perder papeles. Tenía que hacer algo... deshacerse del cuerpo... ¿Pero cómo? No se atrevía ni a acercarse. 

Mientras el actor se llevaba las manos a la cabeza. Masacre se levantó con un sonoro "Tadáaaa" que casi consigue provocar un infarto a Ryan.

—¿Ahora me crees? 

El actor balbuceó durante un buen rato. Llegó a pensar que estaba loco. Y aún no lo descartó. Porque ver como un hombre se volaba la tapa de los sesos, se levantaba y se ponía a recogerlos no debía ser precisamente bueno para su salud. El enmascarado volvió junto a él cuando vio que se calmó un poco.

—¿Cómo es posible? ¡Eres un personaje de cómic!

—En este universo sí. Mira, no voy a ponerme a darte la lección de los Multiversos. Tienes que saber que hay muchíiiiiiisimos universos. Hasta tú en uno eres un personaje de cómic homosexual. —Al decir esto último introdujo la mano por dentro del pantalón y desenrolló un ejemplar de cómic en el que claramente se veía al actor dibujado en una posición bastante indecorosa junto a otro hombre.

—¿¡Qué @#% $!? 

—Ey, a mí no me mires, yo no tengo nada que ver. —Tapó con los dedos el lugar de la portada que decía que el mercenario era el autor de la publicación—. Pero a lo que vamos. Un día conocí a un viejo inventor bastante divertido y a su nieto algo retrasado y me dieron esto —mostró una especie de pistola blanca con un recipiente verde fosforescente—. Abre portales interdimensionales... Llegué a este universo y me enteré de que iba a salir en una película. Y... bueno, creo que la explosión reflejó muy bien mi frustración.

—Espera, ¿¡el de la explosión en ese cine fuiste tú!? ¿Sabes cuánta gente mataste?

—Ryan, ¡no nos vayamos por las ramas! Lo importante aquí es que has ensuciado mi imagen a base de bien. ¿Así que hacéis al enano peludo de Lobezno un sex symbol y a mí me dejas como un idiota al que, aún por encima, cosen la boca y saca katanas de sus antebrazos? La víctima aquí soy yo. Y voy a hacer que lo pagues. —Volvió a sacar la pistola, apuntándole en la frente.

—¡Espera! ¡No fue mi culpa! Yo solo me limité a actuar acorde el guión, lo juro. —Ryan se puso de rodillas ante el mercenario y empezó a llorar desconsoladamente—. No me mates, por favor. ¡No hace nada que empecé a salir con Scarlett Johansson!

—Vale, te creo —dijo al cabo de un rato de lloriqueos, apartado la pistola—. Pero aún así vas a tener que limpiar mi imagen.

—¿Cómo? —preguntó el actor mientras se limpiaba los mocos con el dorso de su brazo.

—Está claro. ¡Con otra película!

—Pero no está en mi mano que pase eso. Además, Masacre no es un personaje que haya calado muy hondo en los espectadores.

—Vuestro Masacre tal vez. Pero yo te enseñaré al verdadero. —Fue tras el sillón y recogió una bolsa en la que escarbó hasta sacar una camiseta que ponía "Ayudante Masacre" y un antifaz—. Póntelos.

—¿Ayudante?

—Exacto. Serás mi Bucky durante un día. —El mercenario bocazas apretó el botón de la pistola interdimensional, que abrió un vortice esmeralda en medio del salón del actor.

Ryan se pellizcó a sí mismo unas cuantas veces para asegurarse de que aquello estaba pasando. Ya vestido con la ridícula indumentaria se puso junto a Masacre, mirando receloso aquella puerta abierta a lo desconocido. Y como no se movió ni un milímetro, el socarrón antihéroe no perdió tiempo y lo empujó al vórtice.

—Gerónimo —exclamó al saltar, desapareciendo del domicilio del actor. Y de aquel universo.

24 horas después... 

El remolino verde volvió a aparecer en el salón, escupiendo a unos eufóricos Masacre y Ryan Reynolds, quienes al grito de Chimichanga, daban buena cuenta de aquel preciado alimento.

—¡No me lo puedo creer! Hemos robado a la mafia rusa, enseñado el dedo a Spiderman, robado un quinjet a Tony Stark, estrellarlo en el castillo del Doctor Muerte. Y nos hemos tomado un baño en el jacuzzi de la mismísima Muerte.

—Y eso porque no me han encargado una misión o no me han líado los de la Mansión-X. Pero, ¿has pillado el Deadpool style?

—Eso creo —contestó Ryan, quien aún trataba de echar el freno a su desbocado corazón.

—Pues más te vale conseguir una gran película del menda. No quieras volver a cabrearme.

Y tal como vino, se fue.

Ryan logró arrastrase hasta su cama, exhausto pero aún con la sonrisa marcada en su rostro. No defraudaría a su incorregible nuevo amigo.




Escrito por Rubén Giráldez


3 comentarios:

  1. Citando al señor Burns, ¡Excelente!
    Me recuerda a Deadpool mata al universo Marvel, pero mucho mejor. Es verosimil, está muy bien escrito. Y de paso, una devastadora crítica cinematográfica.
    Una recomendable fanfiction.

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    1. ¡Gracias! Como publicador del mismo, me alegra que te haya molado tanto.
      Seguro que le has alegrado la semana al autor, jeje.

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    2. Pues la verdad es que sí ;D lo cierto es que reconozco que he escrito una locura más extrema y bizarra de las que suele vivir nuestro querido Bocazas. Pero es que es tanto la expectación que está causando en mí el rodaje de Deadpool (y tan vivo el visionado de Orígenes: Lobezno) que mi alma ha vomitado este escrito.

      Muchas gracias Demiurgo ;D a por el siguiente fic.

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