domingo, 9 de marzo de 2014

Reseñas literarias: El puente del diablo


Ficha Técnica

Título original: El puente del diablo
Autor: Luis Guallar
Portada: Daniel Expósito Zafra
Género: Terror
Nacionalidad: España
Formato: Rústica
Nº de páginas: 266
Editorial: Tyrannosaurus Books
Publicación: 2013


Sinopsis:
Iván y Diana son la pareja perfecta. Se quieren, viven juntos y se dedican a lo que más les gusta; él dibuja, y ella escribe. Por si fuera poco, habitan desde hace un tiempo una casia en un apacible pueblo en el que nunca pasa nada, hasta ahora, hasta la llegada de la anciana. Pero no viene sola, porque una densa niebla la acompaña. Es entonces cuando comienzan a ocurrir sucesos extraños en el pueblo, pero lo más raro es que la anciana quiere entrar en la casa de Iván y Diana a toda costa. Quiere algo de ellos, pero no saben el qué, y no les apetece averiguarlo. Será entonces cuando la misteriosa mujer intente entrar... por las malas. Y usará a su antojo todos los medios a su disposición, incluidos animales y hombres. 


Reseña:
Antologías. ¡Ah, cómo me gustan! ¿Cómo? ¿Que "El puente del diablo" no es una antología? Claro que no. ¿Que se me va la olla y ya no sé ni cómo hacer reseñas? Bueno, eso no es del todo cierto, porque todo tiene su explicación. Y es que, le mejor manera de comenzar a hablar de esta gran novela, es charlar un poco sobre antologías, porque en una de ellas conocí a su autor, Luis Guallar; en una de ellas me enamoré de sus historias, y fue una de ellas la que anunció el prometedor futuro de este escritor al que tengo la gran fortuna de conocer en persona (y os puedo asegurar que tanto en el ámbito profesional como en el personal, Luis es un grande).

Pero hablemos de antologías. Corría el año 2012 cuando Tyrannosaurus Books sacó un segundo volumen de relatos zombis, esta vez, como el primero, por medio de una convocatoria que tuvo bastante éxito. ¿El resultado? "Zombies! Antología de relatos de muertos vivientes Volumen 2" donde Luis Guallar coló un relato Z con el Salvaje Oeste como escenario. Un relato que, además, fue dramatizado por Sonolibro. Un relato que, para quien esto escribe, sigue siendo de los mejores de esa antología, y la editorial también lo pensó, porque su joyita de zombis formó parte de "Las mejores historias de zombies de Tyrannosaurus Books", el recopilatorio que sacó la editorial ese mismo año con los mejores relatos de las dos antologías anteriores. Ya os puedo asegurar que la historia merece mucho la pena, tanto si os gustan los zombis, como el western, y se nota en ella el cariño que Luis tiene hacia ambos géneros.

Podría pasarme el día enumerando todas las antologías en las que ha ido entrando el autor desde entonces, así como sus continuos éxitos, y la serie de buenas críticas que va cosechando, pero me voy a centrar en su primera novela, y dejar el resto para cuando toque reseña de cada trabajo en el que haya participado. Y es que todo comenzó para mí con ese primer relato de Luis en esa antología Z; desde ese primer momento supe que quería una novela de ese autor, una novela larga donde pudiera dar rienda suelta a su mundo, su prosa y todas las ideas que bullían en su cabeza. Es evidente que no soy el único lector al que le ha pasado algo parecido y, al fin y al cabo, es una buena muestra de para qué pueden servir las antologías, para descubrir nuevos autores, para hallar grandes promesas, y Luis es una de ellas. Y, poco a poco abandona ese apelativo de promesa, y se va convirtiendo en un "Aquí estoy yo" con todas las letras.

Os decía que estoy seguro que a millones de lectores les ha pasado algo parecido al leer un relato de un autor que ha sabido encandilarles. A mí me ocurrió con Luis, y desde un primer momento le dejé claro que quería leer una novela de su puño y letra. Afortunadamente, no tuve que esperar demasiado, porque justo el año pasado, casi un año después de su relato zombi, Tyrannosaurus Books nos presentaba "El puente del diablo", una de esas novelas de las que no se puede contar mucho, porque están repletas de sorpresas que es mejor irse encontrando conforme vas leyendo. Y la editorial lo ha hecho muy, muy bien en ese sentido, porque cuando la terminas, te das cuenta que apenas se ha desvelado nada en su promoción, ni en la sinopsis, ni mucho menos en la portada.

Y ese es uno de los detalles positivos del libro, su portada. No cuenta nada, pero al mismo tiempo, está directamente sacada de la historia de Iván, Diana y la maldita anciana. Una vez terminamos el libro, entendemos perfectamente la portada, que transmite bastante mal rollo, por cierto, y que resulta ser una de las mejores del catalogo de Tyrannosaurus Books, gracias tanto al buen hacer de Daniel Expósito (Cinco tumbas sin lápida, Body Shots) como, sobre todo, al espectacular diseño de Marc Gras (Frankenstein M. C., Las mejores historias de zombies de Tyrannosaurus Books) y Nae Esteban (Recetas zombies y de otros monstruos), quienes saben muy bien qué quieren ofrecer, cómo darlo y, sobre todo, que los libros también se venden por su portada, y que para eso necesitan un diseño de diez sobre diez.

Ahora, vayamos a por la historia, porque Luis Guallar ha elegido un cuento clásico de terror. Sí, eso es lo que encontramos dentro de la novela, una historia muy clásica de terror que se aleja bastante del modelo Stephen King (Cujo, Cell), y que no tiene nada que ver con zombis, fantasmas orientales, ni con monstruos más modernos. "El puente del diablo", para quien esto escribe, tiene más que ver con esas leyendas que pueden contarse al calor de una buena chimenea, o esas historias de terror narradas entre susurros alrededor de una fogata en un campamento de verano, e incluso con la tradición oral de mitos y cuentos de miedo. Eso y mucho más es "El puente del diablo", si hablamos de literatura, claro, aunque si nos centrásemos en el cine, también nos deberíamos ir hacia películas clásicas que poco tienen que ver con los últimos estrenos, y no lo digo en tono peyorativo de ninguna de las maneras. 

Precisamente, y para aumentar esta sensación de terror clásico, uno de los personajes secundarios del libro le cuenta al protagonista una historia, precisamente la historia del puente del diablo, que ya nos va apuntando por dónde tirará el argumento en cierta parte del libro. Tranquilos, que no voy a desvelaros nada; ya sabéis que en este blog siempre intentamos ofrecer reseñas sin spoilers, y en este caso no vamos a hacer una excepción, y menos todavía cuando hay más de una sorpresa, y algún que otro giro argumental (que tiene que ver sobre todo con algunos personajes secundarios). Otro de los aspectos que señalan ese tono clásico es el personaje de la anciana, la villana del libro, por decirlo de algún modo. Tanto su naturaleza, como sus habilidades, y lo que buscan, provienen de las historias más clásicas de miedo que os podáis imaginar y eso, hoy día, es un gran acierto.

En el cine ya estamos viviendo ese regreso al terror más clásico. Pensad en "Paranormal Activity", un filme de terror que se basa en cosas que no vemos, entidades invisibles a nuestros ojos, puertas que se cierran solas, pasos en el piso de arriba que parecen no pertenecer a nadie, y un misterio que resolver alrededor de lo que nos visita cada noche. Otro ejemplo, "Insidious", con esa ambientación tan de película de terror de los setenta y los ochenta, esos fantasmas que no son precisamente modernos, esa fotografía, esos personajes, ese argumento... Sí, en el cine de terror, lo clásico está de moda, por más irónica que sea la frase, ¿y en la literatura? En la literatura siempre hay un poco de todo, y dentro de ese poco de todo, Luis Guallar viene a demostrar que los monstruos más clásicos, las historias de antes, siguen dando mucho, mucho miedo.

Pero antes de centrarnos en la figura principal del libro, esa aterradora anciana, ¿de qué va "El puente del diablo"? Su sinopsis no puede ser más clásica, de nuevo. Tenemos a una pareja de jóvenes que, prácticamente, poseen una vida perfecta; trabajan en lo que les gusta, tienen animales de compañía (al comenzar la historia es cuando llega el perro), viven en una adorable casita en un tranquilo pueblo donde nunca pasa nada y, en general, son muy, muy felices. Dicha felicidad va a ser truncada por la aparición de la anciana de la que os hablaba antes, una mujer mayor bastante extraña acompañada de una densa niebla allá por donde camina, sin contar algunos animales muy dados a la noche. La anciana intenta entrar en casa de los protagonistas, pues parece que va buscando algo, y lo que en principio comienza con una serie de peticiones más o menos educadas, se convierte en una auténtica pesadilla cuando la misteriosa mujer haga cuanto sea necesario para acceder al hogar de Iván y Diana.

Sin duda, una de las estrellas del libro es la anciana. No os puedo contar mucho sobre ella por lo que os decía más arriba, es decir, para dejaros alguna que otra sorpresa, pero ya os aseguro que sus apariciones son oro puro. Tanto las más evidentes (genial la primera conversación que mantiene con Iván), como aquellas más indirectas y sutiles; de éstas últimas no voy a hablar, porque muchas de ellas son verdaderamente aterradoras. Bravo por el autor, porque estamos ante un libro de miedo que inquieta, pone nervioso al lector y, sí, da miedo. Y sin pasadas de rosca, ni gore gratuito de por medio; eso no quiere decir que no haya escenas sangrientas, pero cuando las hay, son necesarias, ni más ni menos. Pero el miedo de "El puente del diablo" no se basa en eso, sino en el terror que transmite la anciana, de lo que es capaz de hacer con tal de cumplir su objetivo, y de lo que es en realidad. Y el mejor ejemplo se da también en las últimas páginas, cuando el personaje se harta de ser "amable" y se ofrece tal y como es. Muy conseguido.

Los protagonistas forman también parte de los puntos positivos de la novela. Están bastante bien construidos desde las primeras páginas, y caen muy bien, o al menos lo hacen con quien escribo esto. No estamos ante un libro de muchos personajes, así que la acción recae sobre todo en Iván y Diana, por lo que de no haber sido bien construidos estaríamos ante un fracaso de libro. Gracias a Luis Guallar, no es así, por lo que Iván y Diana son personajes tridimensionales, reales, cercanos, simpáticos y no cuesta nada empatizar con ellos y la comprender la terrible pesadilla que están viviendo. No son personajes americanos, ya aviso (la novela está ubicada en España, por cierto), y eso lo hace más próximos todavía. Se nota en cada escena entre Iván y Diana todo el cariño puesto por parte de Luis a la hora de crearlos y, además, un punto a favor de ellos, ambos son artistas; dibujante-ilustrador, y escritora. 

También tenemos varios personajes secundarios, por supuesto, no demasiados porque, como decía antes, no estamos ante un libro de demasiados personajes. Estos personajes secundarios son, en su mayor parte, vecinos de los protagonistas, habitantes del pueblo en el que viven y, aunque en principio pueden ser considerados de los "buenos", más tarde nos daremos cuenta de que podemos llevarnos más de una sorpresa al respecto. Estos vecinos también están construidos con cariño, mimo y mucho cuidado, por lo que no tenemos mera carne de cañón para que la anciana tenga su cupo de muertes bien cubierto, sino que, de verlos caer, presenciaremos la muerte de personajes que nos importan, personajes a los que echaremos de menos, personajes tridimensionales, casi tanto como los protagonistas.

A que la novela tenga la notable calidad que tiene ayuda también la prosa de Luis Guallar. Sin artificios, el escritor nos cuenta la historia dando lo que la misma necesita a cada momento; buenas descripciones cuando son necesarias, diálogos más que eficientes cuando se necesitan, y escenas de acción cuando la trama las pide. La prosa de Luis Guallar es directa, sencilla pero no simplona, por lo que engancha desde el primer momento, y es en gran parte responsable de que el libro se devore sin apenas pestañear. Os aseguro que pasaréis las páginas totalmente absorbidos por la historia, una historia bien llevada, construida y desarrollada, que va de menos a más, y eso que no empieza de forma floja, precisamente.

Hasta el momento, todo lo que habéis leído habla muy bien del libro, ¿verdad? Y ahora toca enumerar esos puntos negativos o, mejor dicho, esos detalles que no me han terminado de convencer. El primero de ellos es precisamente la poca cantidad de personajes que tiene; creo que todo lo que el pueblo implica podría haber sido más desarrollado (que no mejor). Quizás hubiese venido bien presentarnos a más vecinos, y que le anciana se hubiera dado más paseos por los alrededores. Tampoco habría venido mal más escenas aterradoras por parte de la anciana, y he echado de menos unas cuantas muertes más. Sé que muchos de estos detalles son más una apreciación personal que otra cosa, así que tampoco me los tengáis muy en cuenta. Es tan sólo mi opinión, ni más ni menos.

En conjunto, Luis Guallar cumple de sobra con su primera novela. No es perfecta, claro, pero hay que tener en cuenta que es su primer libro en solitario, y conseguir tanta calidad significa que en cuanto el autor pula sus pequeños "defectos", tendremos obras de diez, así de claro. Luis ha sabido crear una novela de terror clásico, aterradora, con buenos personajes y una villana a la que no es fácil olvidar. Hay partes que podrían haber sido más desarrolladas, podría tener más personajes, y le faltan algunas muertes, pero quitando esos detalles nimios, estamos ante el primer escalón de una carrera literaria envidiable a todos los niveles. "El puente del diablo" es una novela de terror que causa... terror. Y eso, hoy en día, no es fácil de encontrar.


Nota: 8/10


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